
El próximo viernes 31 de enero vencerá el actual esquema vigente de impuestos internos para los autos, motos, embarcaciones y aeronaves en la Argentina. Es el mal llamado «impuesto al lujo» que, en la práctica, afecta a muchos modelos de gama media del mercado automotor local.
A medida que se acerca esa fecha, el gobierno del presidente Javier Milei se enfrenta a dos alternativas: renovar las actuales escalas de impuestos internos -con un aumento en las bases imponibles, por efecto de la inflación- o poner en práctica un proyecto que el ministro de Economía, Luis Caputo, viene analizando desde hace tiempo. Se trata de un borrador que, por estas horas, circula por los WhatsApp de varios asesores de la Casa Rosada.
El proyecto apunta a una completa reforma impositiva del mercado automotor argentino, con el objetivo de que las reducciones que se apliquen lleguen de manera real y concreta a los bolsillos de los consumidores: «No queremos adoptar una medida tibia, que se quede en el camino y sea absorbida por los márgenes de ganancias de las automotrices y los concesionarios, como ya ocurrió en el pasado», comentan desde el Gobierno. «Si la rebaja impositiva lograra impactar entre el 15 y el 20% en el costo de los autos, las marcas no tendrían otra alternativa que trasladarlos al precio del cliente, porque además aumentaría la competencia entre modelos nacionales e importados», agregan.
Los impuestos internos fueron usados a fines de 2013 por Cristina Kirchner y su ministro Axel Kicillof para bloquear las importaciones de autos, pero terminaron distorsionando todo el mercado automotor argentino, con grandes saltos de precio entre un segmento y otro. Incluso afectaron a los autos de producción nacional, que Kirchner y Kicillof decían defender.
Ese instrumento es uno de los gravámenes que el equipo de Milei y Caputo tiene en la mira. Sin embargo, se resisten a realizar anticipos oficiales porque quieren evitar el descalabro que se produjo en enero de 2024. Hace un año, una ministra de Milei -que hoy ya no se encuentran en el Gobierno- le anticipó a las terminales de Adefa un proyecto de rebaja impositiva. Las marcas se entusiasmaron, lo dieron por concretado, comenzaron a comunicar el rumor a sus concesionarios como una medida inminente y la noticia no tardó en llegar a los consumidores, que tomaron la precaución lógica: se postergaron las decisiones de compra por tres semanas. Al final, el dato que filtró esa ministra no resultó tan cierto, pero el daño en el mercado ya estaba causado. La incontinencia de quienes manejaron el rumor se conoció como el ya histórico «tiro en el pie de Adefa», que desencadenó uno de los peores meses de enero en ventas de 0km de los últimos años.
Por ese motivo, esta vez las precauciones que se toman son más extremas, para evitar filtraciones y que esto afecte a las ventas de un mes de enero de 2025, que se proyecta como el mejor de los últimos ocho años.
Sin embargo, así y todo, algo siempre se filtra.
Como ocurrió con las retenciones al campo en las últimas horas, la idea es comenzar con rebajas de impuestos paulatinas y puntuales. Por ejemplo, uno de los borradores habla de eliminar los impuestos internos para los autos importados, pero sólo para los modelos híbridos (no se aclara el grado de «hibridación») y con Valor FOB menor a 26 mil dólares (esto es, precio en puerto de origen, antes de otros impuestos).
También se menciona volver a reducir aranceles aduaneros para autos impulsados por «energías alternativas» (híbridos o eléctricos), aunque en este caso sería para todas las marcas y modelos del mercado: sería una manera de diferenciarse de los beneficios exclusivos que aplicó el Gobierno de Mauricio Macri, reservados en un principio para las terminales amigas de Adefa y con cupos limitados.
Pero eso solo no alcanzaría para llegar al objetivo de que los precios de lista bajen entre 15 y 20%. También habría que ajustar otros impuestos. Ese fue el motivo por el cual el ministro de Economía, Luis Caputo, compartió el miércoles en sus redes sociales una nota publicada en Motor1: allí el presidente de Ford Latinoamérica, Martín Galdeano, destacó la baja de impuestos nacionales, pero reclamó porque -en contrapartida- aumentaron los impuestos provinciales y las tasas municipales.
«Es importante que el sector privado comience finalmente a exigirle a provincias y municipios que se sumen al esfuerzo que hace la Nación», dijo Caputo. La situación es clara: existe un interés real del Gobierno para que los autos sean más accesibles y haya más competencia en el mercado. Sólo resta saber cuándo llegará el momento exacto para implementar esas medidas.