El PBI y el valor de las economías

El PBI (Producto Bruto Interno) se usa para medir la producción de valor monetizable de todos los bienes y servicios finales de una sociedad en un lapso de tiempo determinado y generado a partir del trabajo de las familias y las empresas, más el gasto estatal y el neto del comercio de exportación e importación.
Tan importante es este indicador de cuentas públicas que elabora el INDEC y consultoras privadas, que todos los otros indicadores deben ser relacionados con éste, por ejemplo, el de la deuda interna , externa, la magnitud del salario o del crédito que se da a sí misma una sociedad, las reservas del BCRA, etc.
La relación – PBI es el indicio de realidad más acendrado de racionalidad y que mejor responde a la estimación de cómo venimos, cómo estamos y cómo proyectamos futuro. En este breve matiz de puntualización que se reseña se rescata la siguiente relación: se debe computar a los efectos del PBI el valor nuevo producido en bienes finales para evitar estimaciones del indicador del PBI que estén erróneamente computadas, es decir duplicadas porque ya fueron contadas en otra fase del circuito económico temporal del PBI.
Se hace hincapié en esto de la variación positiva del indicador medido periodo contra periodo, porque no todo valor computado en el PBI es en sentido estricto una variación positiva nueva que expande, en el correcto sentido de la palabra, el tamaño del PBI. Ejemplo, hay bienes como las transacciones del mercado inmobiliario con adquisición a crédito que si bien se toman como parte del PBI asignándoles un valor, no son un valor cancelado por estar diferido el pago en el tiempo.
Hay otros casos, como en el del comercio electrónico, donde se compran mercaderías y salen a nombre del vendedor por vía remota, donde lo único que pone es el servicio de logística del transporte. O porque la variación obedece a la suba de precio (inflación), pero no de mayor cantidad producida. En este último caso y para resolver esa diferencia de inconsistencia, se calcula el PBI a valor real en vez de nominal. Esto es muy acertado porque de esta manera se distingue en la variación al alza del PBI, lo que es una suba de precio de un bien transaccionado, o una suba de valor por producción de un valor nuevo. Entonces, la estimación puede ser por cantidad, o por valor. Es una cuestión importante a tener presente que se salva con la aclaración acerca de cuál es la metodología de estimación aplicada. Se trata, en definitiva, de saber si se ajusta por valor o se ajusta por cantidad.
Estas prevenciones son importantes, porque revelan zonas de opacidad existentes acerca de si en algunos casos estamos en presencia de un valor producido nuevo o de un valor ya existente que es tomado como nuevo y ello incide a veces de modo distorsivo en la medición del valor de la economía. Como se dijo con el comercio electrónico han aparecido núcleos empresariales, con valores de por sí muy altos, que se han agudizado por la restricciones de la pandemia, pero hay que preguntarse si en ese valor astronómico de mercado se detracta del servicio de transporte magnitudes de valor que son duplicadas.
Luego, lo que encostra y dificulta este tema de un valor que es transportado, pero que no es de propia generación o no es nuevo porque proviene de otro periodo productivo, es el denominado valor de cotización de las empresas como activo financiero. Porque el valor de cotización financiero no distingue si está libre de estas duplicaciones de cómputos del valor. Por ejemplo si del valor de cotización del activo ¿esta detractado el valor deuda? El tema no es menor porque los valores de cotización de algunas empresas están muy apalancados e inclusive, miden más que el PBI de muchos países, pero no es seguro que ese valor sea real por lo planteado ex ante.
Ergo, los países al computar el PBI con esas inflaciones e inconsistencias de cotizaciones pueden llamar a algunas erróneas percepciones de la verdadera dimensión del crecimiento del valor nuevo generado.