El sistema del precio de la carne

En los últimos doce meses la carne aumentó de precio más del 65 % superando la inflación general inclusive. Para desentrañar este fenómeno de vastas consecuencias populares, antes que nada hay que tratar de dilucidar una cuestión de economía real, esto es, cómo funciona el mercado de subastas diarias de carne vacuna en pie más grande de Sudamérica, por su influencia decisiva en la cuestión.
El historial del mercado de Liniers marcó un hito en la década de los noventa cuando por decisión política y administrativa del gobierno de entonces, decidió la concesión del mercado de ventas de carne de Liniers, el que a partir de tal liberalización funciona mediante un régimen y gobierno de sociedad anónima de sesgo privado.
Esto explica que, a partir de entonces, el funcionamiento de tan importante mercado de alimentos cárnicos, funciona sin mayores regulaciones que atenúen la volatibilidad e influencia del precio internacional en el valor cambio de la carne con destino al mercado interno. La subasta del kilo vivo en Liniers es la resultante promedio del precio para la exportación (los cuartos traseros de bajo contenido graso) y del precio del ganado para faena en el mercado interno (los cuartos delanteros de alto contenido graso).
De acá se deduce que si sube el precio de la carne de exportación subirá el promedio del precio al cual se subasta el kilo vivo final. Por lo tanto, en los hechos, los agentes participantes de la subasta para el mercado interno se beneficiarán de las subidas que resulten del vector externo que entra en el cociente del precio final de la subasta.
Desde este punto de vista no es posible esperar que el mercado se auto-regule en función de garantizar una cuota suficiente de oferta interna y a un valor de cambio accesible al consumidor local, porque todos los participantes de la subasta están asociados tácitamente a mejorar las ganancias si hay un crecimiento del precio final del kilo de ganado en pie, algo, que, además, es decisivo porque determina toda la cadena de comercialización de la carne (por eso las carnicerías minoristas no tienen ninguna responsabilidad en las subas, salvo una conducta individual desmadrada de este esquema general).
Por eso es fundamental desacoplar el mercado de exportación del mercado interno (con los doce cortes de más consumo local donde está el asado). Entonces, hay que evitar que impacte el componente externo del precio de la subasta como ocurrió con el precio del kilo vivo en el 2006 que había superado la cotización del dólar y había subido 20% en un mes.
En aquella situación se decidió la suspensión provisoria de las exportaciones el 09/marzo /2006 (Ministra Felisa MIceli) y el aumento de los derechos de exportación para la carne con hueso. Todo lo cual desembocó, luego, en un acuerdo con el mercado de la carne que llevó a garantizar para el mercado interno los doce cortes más populares, sin ser determinados en su valor de compra por el componente alto del precio de exportación. En la actualidad el Gobierno Nacional ha puesto en acción una Estrategia análoga, empezando con un cierre de la exportación por 30 días para ver si llega a un acuerdo similar o parecido al precitado.
Hay que tener presente que todo cierre de las exportaciones debe ser provisoria ya que si va más allá de lo estrictamente necesario afecta las inversiones y a la producción acumulada cualquiera sea el destino de la demanda. Por ello rápidamente es de esperar una avenencia para que se llegue a un esquema que otorgue el suficiente abastecimiento del mercado interno sin incidencia determinante del precio de exportación.
Es algo difícil, pero, no imposible. Con todo lo dicho sin embargo hay una diferencia fundamental entre el 2006 y ahora y es que en aquel entonces la demanda de los cortes delanteros no estaba activa ni intensa de parte del mercado mundial, especialmente de China. En cambio ahora y debido a las alteraciones en la demanda internacional que ha llevado a transfigurar el perfil de los cortes demandados por la acción de China, que está comprando prácticamente sin límites y por ende está absorbiendo los cortes de la llamada vaca buena.
Lo dicho junto a otros condicionantes, como es la cuota Hilton, dinamizan al alza el precio de la unidad viva de ganado vacuno. En cualquier hipótesis y en cualquier tiempo histórico que sea, lo cierto es que la carne es un producto componente de la economía popular de gran centralidad y sensibilidad para la mesa de los argentinos.
Por eso, hay que insistir en lo siguiente: en la distorsión del mercado de la carne en la actualidad hay un elemento que antes no estaba (sumándole tal circunstancia una complejidad mas a la solución), a saber: la existencia de una sobre demanda internacional que ha ampliado el espectro de la demanda que está absorbiendo los cuartos de ganado vacuno de donde salen los cortes mas populares del mercado interno.
Esta es la grave distorsión que hay que superar con premura y en el menor tiempo posible, porque su pervivencia ya está incidiendo en la crisis de la demanda de un alimento esencial, cuyas variaciones muestran que por persona y por kilo que está en los niveles más bajos en décadas (50,4 kilos por año).