Juan José Retamero: “Gualcamayo se puede volver un gran jugador y generar unos 1.000 empleos”
Juan José Retamero, propietario de AISA Group, que en San Juan tiene la mina Gualcamayo y un proyecto inmobiliario en la ex Cinzano, habló con DIARIO DE CUYO sobre el futuro de sus inversiones.

El empresario español tuvo un primer contacto con la prensa poco después de que el proyecto de oro decidiera hacer un cambio sobre la marcha de su presentación en el RIGI. La mina, que antes estuvo en manos de Yamana y Mineros, había presentado una propuesta para ingresar al régimen que superaba los 1.000 millones de dólares e incluía la planta para empezar a trabajar Carbonatos Profundos, un nuevo yacimiento en la propiedad, un proyecto fotovoltaico, una mina de cal y la inversión en el actual valle de lixiviación.
Después de meses en manos de las autoridades nacionales sin recibir el aprobado, decidieron dividir la propuesta dejando sólo las dos primeras etapas, por un monto cercano a los 800 millones de dólares. Durante la entrevista, Retamero dijo que decidió tener contacto con la prensa local luego de “estar en el ojo del huracán y entendí que había que estar a la altura y poner la cara para explicar cualquier duda”. Con esto en mente, explicó cómo impactó la demora en recibir el RIGI, al que siguen apostando para desarrollar el proyecto, y también dejó algunas definiciones de lo que se viene: cuánto personal tomarán y la perspectiva de que Gualcamayo crezca porque hoy tienen buenas reservas y están explorando en la zona.
-¿Cómo impactó en Gualcamayo y la planificación la decisión de cambiar el RIGI?
-Se han reforzado los objetivos. Necesitamos que se apruebe el RIGI lo antes posible porque algunas inversiones están ralentizadas. Llegamos a un consenso con la Secretaría de Minería de segmentar los proyectos dentro del RIGI.
Era un RIGI muy completo que abarcaba el valle de lixiviación, el DCP (Depósito Carbonatos Profundos), una planta de sulfuros, una fotovoltaica, una de cal y un gasoducto. Decidimos extraer todo y presentar sólo lo relativo al DCP. Esto no significa que el resto se paralice; se desarrollará después, con otro RIGI o con ley de inversiones mineras.
-¿Cuánto en el plan de inversión depende del RIGI?
-El RIGI se ha convertido en un actor fundamental para atraer inversiones en Argentina. Argentina es muy atractiva, pero faltaba seguridad jurídica y estabilidad cambiaria. Sin RIGI, la ley de inversiones mineras no te da libre disponibilidad de divisas.
Hoy todos nuestros proyectos optan al RIGI. Pero hay uno que ya estamos haciendo sin el régimen: el de la pila del valle de lixiviación. Llevamos casi año y medio sin apilar mineral nuevo y extrayendo metales a un ritmo constante, con muchas inversiones hechas. Ese trabajo se hace bajo la ley de inversiones mineras.
-¿Cómo analizan lo que pasó con el primer proyecto presentado ante Nación?
-El RIGI es nuevo para todos, también para las autoridades. Requiere un proceso de rodaje. Presentamos el proyecto en noviembre, uno de los primeros en minería, y era complejo. Estábamos respaldados por KPMG y el estudio Bruchou.
Entendimos que adhería al RIGI en toda su extensión, pero en conversaciones con la Secretaría de Minería, decidimos retirar ese primero y circunscribir el nuevo únicamente al DCP, que ya representaba el 70 u 80% del anterior. Si me preguntas qué prefiero, prefiero retrasar dos meses el proceso, pero tener un proyecto sólido y con garantías para los próximos 30 años.
Esa inversión hay que hacerla si queremos procesar el mineral del DCP. Tenemos certificadas 5 millones de onzas de recursos y 3.100.000 de reservas. Para extraerlas necesitamos construir una planta de procesos nueva porque son sulfuros (NdR: esto implica que tendrán que usar un sistema de producción distinto al actual, preparado para otro tipo de minerales y que separa el oro por lixiviación, por eso deben hacer nueva infraestructura en la mina que sigue tratando mineral, aunque no extrayendo).
-¿La empresa está en condiciones de iniciar la inversión en la planta una vez que se apruebe?
-Desde el RIGI tenemos un cronograma de inversiones. Una vez que esté, inmediatamente debemos presentar la factibilidad, que ya trabajamos con una consultora de primer nivel.
Eso ya requiere un equipo técnico específico, luego hay que generar equipos metalúrgicos, ingeniería, medio ambiente, etc. Prevemos que hacia 2027-2028 deberíamos alcanzar entre 600 y 1.000 empleos. Hoy la plantilla de trabajadores es de 300.
-¿En cuántos sectores participa AISA hoy?
-Ya no tenemos negocios en vitivinicultura (ver recuadro), pero sí estamos trabajando en el sector inmobiiario en San Juan, con 170 viviendas, un hotel, un hub minero y un centro comercial. A principio de año adquirimos una empresa pesquera, la semana pasada un barco de 52 metros.
Estamos con un proyecto energético en San Luis de 50 megas y además otro parque fotovoltaico en San Juan. El que está en el RIGI es de 50 megas, pero estamos trabajando en otro de 800 megas, con líneas de evacuación y baterías.
-¿Por qué decidieron seguir invirtiendo en Argentina?
-Argentina me ha dado mucho y también me ha quitado. Estoy orgulloso de los argentinos, de nuestra gente, de su capacidad, de su fuerza. Argentina tiene un potencial enorme en recursos naturales y humanos. Históricamente exporta 3 ó 4 mil millones de dólares en minerales, contra 50.000 millones de Chile.
-¿Están vinculados el proyecto Gualcamayo y los desarrollos inmobiliarios?
-El desarrollo de Cinzano fue impulsado por Ricardo Martínez, nuestro director ejecutivo. Vio el potencial del predio en un contexto donde San Juan se prepara para un desarrollo minero sin precedentes con Los Azules, Filo, Josemaría y otros.
Nosotros también vamos a pasar de 300 empleados a 1.000 en pocos años. Además de las 170 viviendas, habrá hotel, hub minero, centro comercial. Creemos que el desarrollo de infraestructura es clave para sostener este crecimiento y generar condiciones de vida acordes.
-¿Cuáles son los planes a futuro?
-No tenemos otra opción que seguir creciendo. Es casi una obligación y responsabilidad. Fortalecernos con el mejor equipo técnico y de gobierno corporativo. San Juan puede ser un centro de operaciones.
Aunque AISA es canadiense, dueña de empresas en EE.UU. y Argentina, el negocio en Argentina es muy importante y requiere reinversión. Los dividendos quedan en la familia propietaria y la responsabilidad es reinvertirlos.
-¿Qué posición ocupa una empresa como la de ustedes frente a gigantes como BHP,Rio Tinto o Glencore?
-Estoy orgulloso de lo que hacemos. No somos nada comparado a ellos, ni aspiramos a serlo. Pero le dimos la vuelta a una mina cerrada, levantamos un plan de cierre, mantuvimos 300 puestos de trabajo, certificamos reservas, metimos la mina en un RIGI con inversión de 600-800 millones.
Nada de eso hubiera sido posible sin el compromiso de la gente de Minas Argentinas, que ya extrajo 3 millones de onzas y opera a un altísimo nivel. Quiero agregar que la escala de Gualcamayo no es la de esos gigantes, pero ojo, porque hoy solo está explorado un 2-4% de su propiedad. Hay anomalías magnéticas, geofísicas y en superficie en más de 15 km².
Gualcamayo podría ser un gran jugador en el futuro. Ahora nuestro foco es sacar las onzas del DCP e invertir mucho en exploración, conocer nuestro distrito y ver qué pasa.
Sobre el conflicto con Fecovita
Juan José Retamero se refirió al conflicto legal con cuatro empresas vitivinícolas en Mendoza, con las que tenía acuerdos para exportación de productos locales a Europa. Al respecto dijo que fue el motivo por el que se retiraron de esta industria, una de las primeras en las que invirtió en el país. Aseguró que respecto a la minería son “diametralmente opuestos”.
“Exportábamos unas 150 millones de litros de vino al año, que era mucho, y lo dejamos porque pagábamos por anticipado y no nos cumplían”. Agregó que esto no los desalienta a seguir invirtiendo en el país porque “tuvimos muy buenas relaciones con unas 40 empresas chicas, pero con las cuatro grandes fue un desastre”.