Las criptomonedas tras caída de Amazon: los activos más fuertes y la promesa de la descentralización
El fallo en Amazon Web Services afectó a la red de Coinbase y dejó en evidencia la dependencia de muchas blockchains de infraestructuras centralizadas

Un fallo en Amazon Web Services (AWS) sacudió el funcionamiento de la vida diaria, incluyendo al ecosistema cripto. El hecho dejó al descubierto un punto débil que muchos prefieren no discutir: la dependencia estructural de la nube en proyectos que se autodefinen como descentralizados.
La interrupción en los servidores de Amazon, ubicados en la región norte de Virginia, afectó servicios de almacenamiento y conectividad, generando caídas en plataformas globales (desde redes sociales y servicios de streaming hasta exchanges y wallets) y paralizando parcialmente la red Base, desarrollada por Coinbase sobre Ethereum.
Mientras los usuarios reportaban demoras, saldos en blanco y transacciones atascadas, otras redes, como Solana y Ethereum, lograban sortear el incidente sin mayores consecuencias. El contraste fue inmediato: las cadenas verdaderamente distribuidas resistieron el impacto, mientras que las más dependientes de infraestructura centralizada quedaron vulnerables.
Apagón de Amazon Web Services: nube vs. descentralización
El incidente se originó a partir de un problema de conectividad que afectó durante más de una hora los servicios de red y almacenamiento. El apagón golpeó a múltiples plataformas financieras y tecnológicas, hasta Mercado Pago y Ualá en Argentina.
En el caso de Base, la caída fue más profunda. Lo explica a iProUP el analista financiero y tecnológico Alfredo Valle: «Al depender directamente de los servidores de Amazon para operaciones de validación y acceso a datos, la red layer 2 de Coinbase quedó momentáneamente fuera de servicio«.
Transacciones trabadas, validadores desconectados y API inactivas bastaron para frenar la operatoria de miles de personas. Cuestión que, además, provoca una pésima experiencia de usuario.
Aunque el episodio duró poco, su significado fue mayor. Una blockchain que se promociona como descentralizada, pero cuya infraestructura depende de un único proveedor, no lo es del todo.
El suceso reavivó el debate sobre cuánta descentralización hay realmente detrás de muchas soluciones «Web3» que, en los hechos, se sostienen sobre cimientos corporativos.
Apagón de Amazon Web Services: qué pasó con las criptomonedas
Mientras tanto, Solana y Ethereum ofrecieron un contrapunto interesante.
Solana, con frecuencia criticada por su historial de interrupciones, mostró fortaleza. Según datos de DoubleZero, alrededor del 31% de sus validadores opera sobre infraestructura propia, lo que permitió mantener el consenso de la red incluso ante el apagón de AWS.
Ethereum también resistió sin sobresaltos. Algunos nodos alojados en servidores de Amazon registraron latencias menores, pero el flujo de bloques se mantuvo estable gracias a su distribución global y a la diversidad de proveedores que sostienen su red.
En cambio, otras soluciones de «capa 2» como Optimism, Arbitrum o Polygon mostraron demoras y dificultades temporales para acceder a información en tiempo real.
«Fue breve, pero intenso. El hecho tiene un alcance simbólico enorme: una hora bastó para recordar que la descentralización no se mide por el número de usuarios, sino por la capacidad de una red para sobrevivir a la caída de un gigante tecnológico«, concluye Valle.
La comparación inevitable es Bitcoin, la red más descentralizada del ecosistema. Diseñada para funcionar sin un punto central de control, se mantiene activa incluso ante cortes regionales de Internet o bloqueos de servidores. Miles de nodos distribuidos en hogares, empresas e incluso satélites garantizan que el sistema siga operativo, sin depender de ningún proveedor de infraestructura.
Es justamente esa independencia la que sostiene la narrativa del «oro digital»: una red imposible de detener, resistente tanto a fallas técnicas como a presiones regulatorias. La caída de AWS, en cambio, evidenció que buena parte del universo cripto actual sigue atrapado en el viejo paradigma que intentaba superar.
Apagón de Amazon Web Services: golpe al marketing de la «descentralización»
Vamos a decirlo sin vueltas, eufemismos o indirectas: la palabra «descentralización» se convirtió en una herramienta de marketing más que en una condición técnica comprobable.
Muchos proyectos presumen de independencia, pero su backend (esa parte del desarrollo que, entre otras cosas, almacena los datos para entregarlos cuando el usuario hace clic) opera sobre nubes de Amazon, Google o Microsoft.
«Una blockchain que depende de un solo proveedor de infraestructura, como AWS, no puede considerarse realmente descentralizada«, sentencia el especialista en ciberseguridad Enrique Dutrá.
Según el experto, «la verdadera descentralización significa que ningún actor único puede influir en el funcionamiento de la red, lo que requiere una variedad de nodos, operadores y entornos físicos».
Dutrá asegura que el reciente incidente «puso de manifiesto la diferencia entre redes como Solana y Ethereum, con infraestructura distribuida, y otras que dependen más de la nube centralizada«. Y remarca: «La descentralización no es solo un ideal técnico, sino también una práctica operativa«.
El riesgo va más allá de una caída temporal. La dependencia de estas empresas expone a las redes a la censura, a la manipulación de datos y a interrupciones forzadas, factores que contradicen los principios fundacionales de la tecnología blockchain.
La lección que dejó el apagón del 20 de octubre es clara: una blockchain verdaderamente descentralizada debe demostrarlo también en su infraestructura.
Apagón de Amazon Web Services: la señal de alerta para el futuro
El incidente de AWS no solo afectó la reputación de Base, también encendió una luz amarilla sobre la arquitectura técnica de muchos proyectos que se autodefinen como «descentralizados» pero funcionan bajo esquemas de dependencia crítica.
La resiliencia de Ethereum, el buen desempeño de Solana y la continuidad absoluta de Bitcoin mostraron el valor de la diversificación y el diseño distribuido.
A medida que la adopción cripto se expande y los volúmenes transaccionales crecen (algo celebrado por todos), el desafío será lograr que la infraestructura soporte la narrativa.
Si el futuro de las finanzas está en la blockchain, deberá construirse sobre bases verdaderamente descentralizadas, no sobre los servidores de una sola empresa.
Porque, al final, la promesa del mundo cripto no era reemplazar los bancos por corporaciones tecnológicas, sino eliminar los puntos únicos de fallo.



