«No te lo puedo explicar, porque no vas a entender»

Por Orlando Navarro, Periodista
«No te lo puedo explicar, porque no vas a entender», dice la canción que se hizo popular en este mundial. Quiere expresar la pasión que aquí se siente por el fútbol, recuerda los pibes de Malvinas, Maradona, la Tota, don Diego, y la victoria ante Brasil en el Maracaná que «nos volvió a ilusionar».
En fin, raíz de un sentimiento que desborda, se hace piel en los aficionados que no pararon de saltar y cantar, y que hicieron local a la selección en Qatar. No te lo puedo explicar porque no vas a entender, le diríamos a un extranjero desprevenido.
LAS DOS CARAS DE LA MONEDA
Sirve y aplica también para tratar de descifrar cómo es que tenemos una selección capaz de unir talento, método y sacrificio en pos de un éxito deportivo, y al mismo tiempo una dirigencia que se esfuerza en hacer todo lo contrario.
Hasta el final de la película, en ocasión de escribir su rol protagónico en los festejos del martes pasado, dejó el vergonzoso testimonio de no poder abstraerse de lo chabacano, lo improvisado, lo mediocre, común a la mayoría de sus actos de gobierno.
No pudo ser. La naturaleza de nuestra dirigencia política está en ser desorganizada, mal entrenada en la administración de la cosa pública, cuando no corrupta en ciertos casos.
Y eso quedó patentizado horriblemente, no solo frente a la ciudadanía que se está como acostumbrando a estos procederes, sino frente al mundo. El mundial es una vidriera. De las excelencias, pero también de las miserias.
BUSCANDO LA FOTO CON MESSI
En la nota del domingo pasado, alerte, como lo hicieron otras voces más autorizadas, que podía pasar que nuevamente la política tratara de subirse a un logro deportivo, para robarse una foto «cholula» con Messi y sus muchachos, y pegarse por un momento al fervor popular que ellos despiertan.
Toda la semana que culmina, se habló más de las gestiones, fracasadas del gobierno por hacer que los jugadores fueran a la Rosada, que de la enorme movilización popular que se armó, como nunca, alrededor del móvil que pasearía a los campeones. Tanto orgullo nos daba.
Ya en Qatar los hinchas que fueron brindaron una demostración de amor por la camiseta nacional, dentro de un comportamiento ejemplar. Pero aquí, aguardaba el caos. Del orgullo, pasamos a la vergüenza y los jugadores tuvieron que ser rescatados en helicóptero, en una medida triste, pero que evitó males mayores.
UN FERIADO POPULISTA
En una resolución típicamente populista, se decretó feriado nacional. Y de paso, la decisión del gobierno provincial de no adherir, fue sabia y refrescante para una población capaz de discernir lo sano de una resolución, que aparente ir contra sus deseos de festejar.
Sin que hubiera nadie, en el gobierno, capaz de predecir el desborde que originarían cuatro o cinco millones de personas, que sin obligaciones, tendrían el día libre para avanzar sobre las avenidas, y ver y saludar a los jugadores.
El sector empresario se quejó por tener que bajar las persianas, cuando lo que necesitan es producir y vender para afrontar los serios compromisos de fin de año. Impuestos, sueldos, aguinaldos y hasta el bono complementario, incluidos.
El gobierno, en típica maniobra, ató de pies y manos a quienes son los responsables directos de contribuir al financiamiento del presupuesto nacional. Por un día, dejarían de vender y producir, habiéndose estimado en varios miles de millones de pesos el costo de aquella decisión, pero por otro lado deberían cumplir con sus obligaciones. ¿Se dará cuenta el gobierno que así es imposible?
¿Quién no va a querer que el pueblo disfrute del triunfo? Pero si hay que trabajar, nada puede estar por encima. Vivir tiene un costo, y ese convencimiento está cada vez más diluido por la prédica del facilísimo, que nos está llevando a un camino sin salida.
Con extrema lucidez, apuntó Esteban Bullrich «no aprendieron nada de las enseñanzas de la selección». El desborde de insensateces, el espectáculo bochornoso de los responsables de la seguridad, echándose culpas de los desmanes, y la compleja trama de presiones ejercidas sobre la selección para que vaya a la Casa Rosada, fueron un telón que la maravilla del título ganado en Qatar, no se merecía.