SEAMOS RESPONSABLES

Latinoamérica ha demostrado al mundo que sus habitantes conviven sin odio ni rencores, respetando su arcoíris de razas a pesar de las constantes campañas de corruptos políticos que por las bíblicas «30 monedas» sirven de voceros disociadores de filosofías que se aprovechan de la ignorancia para incitar a una parte de nuestra población a autodestruirse, especialmente en los Estados Unidos. Debido a ese permanente acecho es que todos lo que residimos en este bendita porción de las Américas tenemos la obligación de unirnos y combatir la ignorancia, creando de casa en casa, de barrio en barrio y grupos comunitarios, con el exclusivo propósito de educar y proteger a nuestra niñez, visitando y revisando periódicamente nuestras escuelas con el propósito de mejorar su ambiente así como la competencia y estado de animo de sus maestros, lo que sin duda alguna ayudará a salir de la pobreza ideológica a nuestros futuros empresarios, profesionales, técnicos, artesanos y trabajadores en general, convirtiéndoles en ciudadanos responsables y honestos, en su búsqueda por su bienestar personal y el de sus familias.
No hay bienestar sin educación, sin disciplina, sin ética ni moral. No hay bienestar sin responsabilidad ni esfuerzos, tanto así que aun la lluvia, que cae de las nubes gracias a Dios, para que pueda beneficiarnos debe caer en terreno fértil, en un ambiente sano. En una ciudadanía que conoce sus derechos y obligaciones, entre los cuales está no botar basuras ni desperdicios en los cauces y riachuelos, que llevan sus corrientes a fertilizar nuestros campos y nutrir nuestros ríos, lagunas y lagos, convirtiéndose en reservas del preciado líquido llamado agua potable, indispensable para que la población crezca con salud. Salud, otro divino tesoro –recordando a Darío– se basa también en educación, ya que es la comunidad de barrio la que debe vigilar que nuestra niñez reciba sus vacunas preventivas, se nutran con alimentos sanos y que sus casas tengan un buen sistema sanitario, para que sean refugio con sabor a hogar y no focos de contaminación. Debemos enfatizar en el aseo personal, en la importancia de lavarnos las manos y cepillarnos nuestros dientes, son los pequeños detalles que, unidos al esfuerzo de mantener nuestros alrededores limpios de basura, nos protegerá y nos permitirá crecer en un ambiente sano. Ningún organismo social o religioso debe quedar ausente de las necesidades de sus parroquianos; pastores y sacerdotes deben motivar a sus fieles a integrarse a la gran campaña educativa en favor de nuestra niñez y juventud, dando ellos prueba de liderazgo a base de sacrificios y honestidad, solo así saldremos avante y lograremos un desarrollo sostenible para salir de la pobreza.