Internacional

Sin buena educación

Los líderes de la región hacen ver el progreso y el futuro a sus pueblos sobre la base del crecimiento económico generado por una verdadera industria de materias primas y alimentos  destinada a  países asiáticos, especialmente China. Muestran una realidad buena pero de corto plazo.

A mediano y largo plazo la realidad es otra, muy oscura, si se tiene en cuenta la calidad de la educación latinoamericana comparada con otras partes del mundo. Cuando se habla de los “tigres asiáticos” están demarcados no por las palabras de los políticos sino por sus acciones, en especial por su gran inversión en educación.

Basta una mirada por las universidades estadounidenses para darse cuenta de cuántos estudiantes asiáticos, becados por sus gobiernos, se matriculan y egresan con las mejores notas y regresan a sus países.

Décadas atrás, los que hoy son tigres parecían chihuahuas comparados con los países latinoamericanos de la época. Hoy es diferente, la educación levantó a esos países que son potencias. Los resultados de las pruebas PISA: Programme International Student Assessment o Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestran que los países latinoamericanos son los peores ubicados en el ranking en matemáticas, lengua y ciencia, en una evaluación global de más de medio millón de alumnos de 15 años.

Según el último informe, Argentina comparte los últimos puestos con varios países de América latina, pero sólo Colombia y Perú están peor. Chile se ubicó 51, Uruguay 55, México 53, Costa Rica 56 y Brasil 58. El rendimiento en la región fue muy malo: todos estuvieron por debajo de la media de la OCDE. En cambio, en el “top ten” del ranking se ubicaron los asiáticos con Shanghai, Singapur, Hong Kong, Taiwán y Corea del Sur, seguidos por Macao, Japón, Liechtenstein, Suiza y Holanda.

No hay mucho para escrudiñar sobre este estudio que se hace cada tres años y lleva seis ediciones. América latina siempre estuvo en el fondo y aún peor, nunca atinó a mejorar, ni siquiera en países que han mantenido un desarrollo  económico más sostenido como Brasil, Chile, Colombia y Perú.

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