Liberar las patentes de las vacunas contra el covid

Unos días atrás, el gobierno del presidente de los Estados Unidos Joe Biden le propuso al mundo liberar las patentes de las vacunas contra el covid. Tuvo el apoyo de algunos líderes mundiales y el rechazo de otros. Eliminar las patentes tiene semejanza a cuando la abuela dicta la receta mejor guardada de la familia. Los nietos podrán tener el listado de ingredientes y los pasos, pero necesitarán los insumos, una cocina equipada y ciertas habilidades culinarias. Y aun así, puede no salir igual.
Podemos tener “la fórmula” pero esto no asegura que aumente la oferta de vacunas para los países pobres. Se necesitarían suministros farmacéuticos, laboratorios, fábricas y capital humano a lo largo de toda la cadena de valor. Y dentro, de la cadena también existen otras patentes que deberían liberarse y hay ciertos “secretos científicos” que sólo pueden conocerse mediante acuerdos de transferencia tecnológica. Así podemos concluir que eliminar las patentes no es una solución, por lo menos en el corto plazo.
¿Por qué existen las patentes?. La producción de innovaciones requiere de grandes inversiones en recursos físicos y humanos. La teoría económica sostiene que los laboratorios privados o públicos, en este caso, no tendrán incentivos para invertir esos cuantiosos recursos si no tiene la certeza de recuperar el fruto de su esfuerzo. La producción intelectual es intangible y fungible. Una vez que se logra alcanzar un determinado conocimiento este puede ser replicado salvo que se proteja con una ley.
La legislación sobre propiedad intelectual establece que el generador de un conocimiento tenga poder legítimo sobre el mismo, como cualquier otro propietario de un bien físico. Puede disponer del mismo y evitar que otros se beneficien sin su autorización. Entonces, se protege los derechos del creador y sus incentivos a generar nuevos descubrimientos pero no permite que la sociedad se beneficie plenamente de la divulgación de esos avances. El conocimiento crea conocimiento. La ciencia y la tecnología se basan en años de generación de información.
El mundo ha logrado producir vacunas en menos de un año gracias al desarrollo farmacéutico acumulado a lo largo de la historia de la medicina. Por ello, los líderes del mundo deben analizar cuidadosamente las decisiones que toman, sopesando los costos y beneficios de cada una de ellas para las generaciones presente y futuras.