El ideario político de Domingo Faustino Sarmiento lo encontramos en muchos de sus escritos y como político era consciente que debía difundir su pensamiento, indudablemente su tarea más importante fue la que desarrolló en el campo de la educación.
Como Gobernador de San Juan fundó escuelas y por medio de sus discursos deseaba despertar el entusiasmo del público y al mismo tiempo hacía cultura. Su formación desde niño en su hogar, sus primeras letras, la experiencia adquirida en el exilio en Chile, sus viajes a España, África, Estados Unidos, el desempeño en cargos relevantes, conforman sus ideales, que sin duda hacen de Sarmiento, un hombre preparado, consolidado antes de llegar a la gobernación de su provincia.
Un hombre que nació en un pueblo pequeño pero que combatió la ignorancia con su pluma, que trasciende la barrera del tiempo, del espacio y se actualiza constantemente en nuestra memoria. Sarmiento como gobernador de la provincia de San Juan (1862-1864) alcanzó algunos logros significativos en la obra pública, educación, agricultura, vialidad, en el breve lapso de su gestión, se caracterizó por una visión progresista, que intentó brindar un orden y nuevos aportes a la sociedad sanjuanina, especialmente consolidar la educación y la cultura.
Un romántico, sin duda que siendo perseguido escribe en su primer exilio “a los hombres se degüella, a las ideas no”, escrito en francés el idioma de los cultos, en contra de los bárbaros, sistematiza la contradicción civilización y barbarie. De esta forma a través de sus escritos poco a poco se puede descubrir su genialidad, inteligencia, su ímpetu, la claridad de sus objetivos y de sus ideas. Como político era consciente que debía difundir su pensamiento y a través de la prensa encuentra un medio óptimo para que sus ideas trasciendan.
Así con la publicación de folletos escribía y al mismo tiempo hacía cultura. Su formación desde niño en su hogar, sus primeras letras, la experiencia adquirida en el exilio, sus viajes a España, África, Estados Unidos, el desempeño en cargos relevantes como Diputado de la confederación en Tucumán (1852), Concejal Municipal (1855), Senador por el Estado de Buenos Aires (1857) y nuevamente Senador en 1860, a lo que se puede sumar sus escritos de 1843 “Mi defensa”, 1845 “Facundo”, 1849 “Viajes por Europa, África y América”, “Educación Popular”, 1850 “Recuerdos de Provincia” y en 1858 “Anales de la Educación”, sintetizan estas notas no menores, ya que condensan sus vivencias, ideales, que sin duda hacen de Sarmiento un hombre preparado, consolidado antes de llegar a la gobernación de su provincia.
No obstante para el entonces gobernador la situación política, económica no era de las mejores, tuvo que enfrentar varios problemas, aunque contó con una clara proyección, ya que quería ver a su ciudad natal insertada en un marco urbano con vías de comunicación y accesos a la misma para integrarla regionalmente y favorecer el comercio no sólo a nivel interno sino también insertar la producción a otros ámbitos.
Para llevar a cabo sus metas ubicó en el Presupuesto General de gastos y recursos para el año 1862 la asignación de gastos que dedicaba “a la vigilancia de policía, 13.224 pesos, instrucción pública, 9.122 pesos, poder ejecutivo, 7.500 pesos; obras públicas 7.012 pesos”. Inclusive el presupuesto de 1863 elevó el cálculo de recursos asignando en esta oportunidad “para obras públicas 43.300 pesos y para instrucción pública 14.648 pesos”. Para el año 1864 no ceja en su empeño y se aprobó un presupuesto general que prácticamente Sarmiento no llegó a aplicar debido a su alejamiento del gobierno, donde las asignaciones para obras públicas y educación superaban ampliamente el resto de las asignaciones, con “42.987 pesos para obras públicas, y 24.928 para instrucción pública”.
Cuando asume la gobernación desde el primer momento tuvo ideas definidas en materia de educación que se pusieron de manifiesto durante su gestión en sus escritos y discursos. Cabe recordar que San Juan en aquellos momentos era una de las provincias más castigadas por el analfabetismo, por ello se propuso fundar escuelas, defendió la escuela laica, gratuita y hasta decretó el 12 de noviembre de 1863 la obligatoriedad para que los padres mandaran a sus hijos a la escuela: “todos los padres de familia están obligados a mandar sus hijos a la Escuela«.