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Impuestos en San Juan de Cuyo

PorDra. Gladys Aballay Meglioli

Entre otros se pueden señalar el impuesto de odres y botijas (aplicado a las vasijas de vino y aguardiente que iban a Buenos Aires); venta de papel sellado; venta de barajas; peaje; contribución al hospital y montepío; derechos de bulas de predicación (para contratar servicios religiosos pagados por el Cabildo).

Generalmente los impuestos se cobraban por el sistema de arrendamiento de la recaudación a favor de algún particular, costumbre que subsistió hasta fines del siglo XIX.

La evasión y el incumplimiento del pago en tiempo imponía el pago de multa a vecinos y cosecheros que no diesen cuenta jurada de la venta de frutos y especies, así Juan de Castro, teniente Juez Oficial Real mandó bando de noviembre del año próximo pasado con multa de 25 pesos para que todos los vecinos y cosecheros diesen cuenta jurada de las ventas que hubiesen hecho o entregado en todo enero de frutos y especies el citado año, concediéndoles para ello 15 días habiendo esto espirado se les notificó y requirió diesen su cuenta con oblación del dinero que adeudasen por ella al ramo de alcabala y por que nada ha sido suficiente las obligaciones es necesario tomar más series providencias con que se verifique la exactitud del pago por lo que dijo su merced debían de cometer el Sr. Regidor Alguacil Mayor, por ello se acompaña con lista de 26 vecinos que no pagaron su compromiso.

Por otra parte como ya anuncié la evasión estaba a la hora del día, el contrabando se llevaba a cabo de las formas más insólitas. El bando era un documento escrito con una disposición emitida por el Ilustre Cabildo, en estas latitudes. Y para que la ciudadanía estuviera en conocimiento los pregones se ubicaban en cada una de las esquinas de la plaza central y leían en voz alta el mandato realizado por las máximas autoridades del momento.

El contrabando, justamente se llevaba a cabo por parte de quienes no respetaban las disposiciones, de ahí los que estaban en contra del bando. Un hecho significativo hasta diría insólito, como casi tomado de una película, se llevó a cabo en nuestro suelo en épocas remotas, cuando se descubrió el tráfico de dinero en barriles, que en lugar de contener la delicia del vino, ocultaban dinero.

El maestro tonelero es citado ante escribano y juró por Dios Nuestro Señor y una señal de la Cruz para decir la verdad: «se me encomendó fabricar unos Barriles de cuatro fondos con el objeto de acomodar en ellos cantidad de dinero perteneciente al Estado… así acomodar en la cabeza de cada uno de ellos quinientos pesos y en el centro poner Aguardiente para así no sospechar que había dinero en ellos, …luego los condujeron desde la casa del declarante en donde acomodaron diez mil pesos en diez barriles en los propios términos.. llenando los vacíos con Aguardientes».

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